27 noviembre, 2017

ASÍ NO, JOHN

John: en mi opinión, Edgardo te gana el debate porque pone sobre la mesa varios argumentos sólidos que tú no logras responder con razones y optas por irte a la lógica de la fe.

Mis respetados John, Edgardo y demás lectores que por aquí se asomen. Los saludo con la intención de comentar el debate que tuvieron Ackerman y Buscaglia en Rompeviento TV hace unos meses.

Estamos de acuerdo con que México necesita un cambio de régimen porque el que tiene está podrido. Edgardo señala la imposibilidad de una renovación con base en el actual sistema electoral y desde ahí tiene bastante razón. Tú, John, te vas por el lado de las movilizaciones sociales y las pones al mismo nivel de las de otros países que han logrado cambios radicales. Aquí te pregunto: ¿qué logros importantes han tenido las movilizaciones aquí? Por poner dos ejemplos: #YoSoy132 no logró evitar que EPN llegara a la presidencia, #Ayotzinapa no ha conseguido justicia para los desaparecidos y sus familias.

¿Qué clase de movilización crees, John, que pudiera surgir en este México tan dividido en clases y razas? Si depositamos la ilusión en un movimiento de tal magnitud que pueda lograr la unidad necesaria para cambiar el régimen, creo, mi estimado John, que nos quedaremos esperando para siempre. No va por ahí, esto no es cuestión de esperanza. Un buen porcentaje de ciudadanos pensantes necesitamos algo más que fe: necesitamos argumentos sólidos, creíbles y verificables.

Ahora, la propuesta de Edgardo de primero limpiar el sistema electoral suena lógica, pero es ilusoria con la delincuencia organizada de empresarios, políticos y narcos en el poder que bien define el mismo Buscaglia. En otras palabras, para lograr, no sólo limpiar el proceso electoral, sino el gobierno en su totalidad, Edgardo, se necesitaría algo parecido a una guerra civil o una invasión extranjera. Entonces sí: punto para John. Vale la pena intentarlo dentro del mismo sistema; pero con una impecable estrategia para, una vez dentro, hacer explotar la podredumbre de nuestras instituciones con el apoyo, participación y supervisión de la ciudadanía.

John, estoy de acuerdo contigo en que es preciso romper con los pactos que atan a los políticos que acceden al poder. ¡Pues claro que sí! Y dices que con el apoyo ciudadano masivo a Morena se va a conseguir el objetivo. El problema es que las señales, lo que vemos como hechos, van en sentido contrario, como bien lo apunta Edgardo. El acercamiento a López Obrador de políticos y empresarios que históricamente han formado parte de esa delincuencia organizada siembra antecedentes que aniquilan cualquier propuesta de fe en que Morena es distinto a los demás partidos.

Entiendo que incorporar diferentes figuras y sectores pueda ser muy importante para lograr el primer objetivo máximo que es la victoria en la elección presidencial, está bien. ¿Y qué tal si de antemano exponemos de forma pública que todas esas oscuras personalidades no van a obtener ningún beneficio con la victoria de AMLO? Si se trata de un súbito ataque de patriotismo, moral y ética por lo que ahora esos personajes se cambian de partido, que muestren estar dispuestos a apoyar al Peje a cambio de nada (espacio propicio para reír un poco, aunque lo digo en serio). Que renuncien por anticipado a cualquier prebenda que les pudiera ofrecer el nuevo presidente. Que todos esos empresarios, lejos de beneficiarse con el nuevo gobierno, colaboren en una reformulación empresarial para acabar con los monopolios y reducir de manera efectiva la brecha de clases. Que la renovación se empiece a notar desde ahora, y entonces sí, habría razones para creer que este supuesto movimiento va de a de veras.

Otro punto clave que aporta Edgardo tiene que ver con las auditorias ciudadanas a procesos electorales y partidos. Y yo agregaría, sistemas tecnológicos de auditorias al ejercicio del gobierno, tanto ejecutivo, como legislativo y judicial. Morena ya debería poner en práctica este tipo de prácticas no sólo hacia el interior del partido; sino mucho más relevante, en los gobiernos que ya tiene en diferentes demarcaciones. La tecnología hoy ofrece muchas formas creativas para verdaderamente auditar y transparentar, en tiempo real, las formas y hechos de la gente en el poder.

John, estoy de acuerdo cuando dices que el pueblo no puede pecar de ingenuidad. Y justamente por eso es que necesitamos hechos, planes concretos, propuestas disruptivas que den señales claras de que el cambio viene en serio; si no queremos pecar de ingenuos, necesitamos elevar el discurso para alejarlo del subjetivismo. Por eso es que creo que Edgardo te ganó el debate, porque presentó argumentos y propuestas, mientras que tú te refugiaste en el discurso de la fe y la esperanza. Así no, John. Y sin embargo, estoy de acuerdo contigo: López Obrador es la mejor opción de las que tenemos para, por lo menos, tener un presidente que por dignidad y congruencia con su discurso, sería el que menos se prestara a la corrupción.

@xosemamero

No hay comentarios.:

Publicar un comentario