09 febrero, 2016

UNA DE ABOGANSTERS

Esta noche, aunque tú me leas de día, estoy de cita con manteles largos. Y es que siempre amerita ponerle algo de especial a la velada cuando termina temporada de la serie que me ocupa en últimas fechas. O mejor dicho, de una de las series, porque tengo la mala maña de ver en simultáneo cinco variaditas. Bueno, no es que todas las vea al mismo tiempo: un capítulo de una diferente cada día para acompañar la cena. Es como la manera vintage de ver televisión.


Acabo de terminar el último capítulo de Better Call Saul. Si has visto Breaking Bad, lo cual es muy probable, sabrás quién es Saúl. Ese aboganster que se encarga de asesorar al buen profesor de química Walter White en los negocios oscuros del narcotráfico. Bueno, pues de acuerdo con los productores, el personaje del abogado da para tener su propia estrella en el universo Netflix. Y no lo hace nada mal.

Diez episodios, una sola temporada. De hecho, le ha ido tan bien que ya está por salir la segunda temporada. Lo que uno se imagina al principio es que vería aventuras y triquiñuelas del protagonista. Sin embargo, no es así. La historia, que no te voy a echar a perder, va de la vida de Saúl antes de ser lo que vemos en Breaking Bad. Cómo pasa de don nadie a litigante, cómo se lleva con su hermano, que es súper importante en su proceso porque como buen hermano mayor, siempre busca la forma de cajetearse al júnior. De verdad que este tema de los hermanos mayores da para toda una discusión. Debería de existir una legislación que proteja a los niños de las frecuentes figuras de terror llamadas hermanos mayores. Pero bueno, eso es otro tema.

¿Puede un sinvergüenza estafador convertirse en un tipo con moral y dignidad? Pregúntale a Saúl.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario