04 febrero, 2016

HISTORIA DE UN AUTOSTOPERO

Al buen Chris McCandless, ese que ves en la foto que acompaña esta historia, mucha gente no lo bajó de arrogante, orgulloso desmedido y tremendamente ingenuo al pensar que podría sobrevivir en territorio salvaje de Alaska con menos equipo del que cualquiera de nosotros usa para recorrer la ciudad en hora pico.

La presentación tal vez no te suene conocida. Pero qué tal si te digo que esta historia fue al cine en el 2007 bajo la dirección de Sean Penn, el mismísimo cuate de nuestro Chapo. Ahí ya cambia la cosa, ¿verdad? Bueno, pues la película, así como el libro, llevan por nombre Hacia rutas salvajes. Narran la historia de Alexander Supertramp (Chris), un joven que se graduó de la universidad sólo para cumplirle a sus padres y, que al verse liberado del odioso compromiso, se lanzó a las carreteras para viajar y conocer una vida más cercana a la naturaleza que al materialismo y el dinero. Digamos que todo un romántico soñador idealista.

Como mi intención no es echarte a perder la historia, en caso de que la desconozcas, me sujetaré sólo a hacer una distinción entre la película y el libro. Sean Penn escribe el guión basado en el libro de Jon Krakauer sobre la aventura de Chris. En la película se expone el drama del chico de principio a fin. Antes de empezar a leer el libro, uno se puede imaginar que la narrativa irá en el mismo orden y sentido; sin embargo, lo interesante es que desde las primeras hojas te das cuenta de que la forma tiene muy poco que ver con la película. Y es que se trata de una investigación llevada a crónica. A Jon, periodista de profesión, le atrajo mucho el caso de Chris porque se identificó con el muchacho (Jon también es alpinista) y al principio su intención era escribir sólo un reportaje. Después, la bola de nieve informativa creció y fue a terminar en un Best Seller que narra los hechos, testigo a testigo, y los adereza con el punto de vista de los críticos y conocedores exploradores. A lo largo de los capítulos, se presentan muchos casos similares al de Chris y, no habría de faltar, la historia misma de Jon, quien por poco pierde la vida en una de sus expediciones.

Sin duda, leer el libro redondea la historia de Chris y hace al lector sentir, gozar, sufrir y entender la vida del famoso autostopero que, al encontrar la soledad, descubrió que la felicidad sólo es real cuando es compartida.


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