El mundo es plano y se sostiene sobre una tortuga gigante. Y la tortuga, ¿sobre qué está parada?
Me encantan los libros que lo hacen a uno pensar y reflexionar sobre cosas de las que rara vez nos cuestionamos. Como por ejemplo, la historia del tiempo. Este es el título del libro que ahora ocupa un espacio en mi buró y que me acompaña por las noches antes de dormir. En otras palabras, y como me gusta imaginarlo, cada noche tengo una interesante charla con Stephen Hawking. Y la verdad es que ni tan charla. Él habla y yo escucho; él escribe y yo aprendo.
En la Edad Media el concepto de la Tierra como centro del universo era indiscutible. Y aunque algunas mentes brillantes y rebeldes se figuraban lo contrario al ver, por ejemplo, la silueta redonda de la Tierra proyectada sobre la Luna, no fue sino hasta el Renacimiento cuando ciencia empezó a ocupar el espacio de la razón en el imaginario de la gente. Gracias, Copérnico, Galileo y Kepler por darle impulso a la curiosidad y la observación; gracias, Newton, por abonar la tierra con lógica y ciencia. Hoy sabemos donde estamos gracias a las mentes brillantes que se atrevieron a pensar en tiempos donde razonar y cuestionar estaba prohibido.
La historia del tiempo se escribe desde el Big Bang y de seguro pondrá en duda que una gran tortuga sostiene el planeta que habitamos. Prometo platicarte más al respecto, aquí y en mi twitter.
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