Estamos a mediados de los años ochenta. El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) ha llegado para cambiar el mundo. La combinación de ignorancia con homofobia acrecienta la hostilidad hacia los “maricas”. Ya no se trata sólo de discriminación, ahora este grupo es mensajero de la muerte en potencia: SIDA.
Matthew logra la mejor actuación de su carrera, al grado de haber ganado el Óscar a mejor actor. Tuvo que perder muchos kilos para personificar al enfermo texano, cuya fortaleza y actitud lo hacen muy diferente a otro memorable personaje en similar condición, Andrew Beckett (Tom Hanks), en la película Filadelfia. Ron no piensa rendirse ante la enfermedad y prefiere morir con sus botas puestas antes de resignarse a recibir un tratamiento paliativo.
La película es una magistral mezcla que critica al sistema político y al sector más homofóbico e ignorante de la sociedad norteamericana. La transformación que tiene el protagonista es total de inicio a fin. La actitud agresiva de Ron hacia los homosexuales es desafiada por Rayon (Jared Leto). Un travesti de clase alta con el que Ron inicia una aventura de negocios por conveniencia y que termina en una relación de amistad que rompe con los principios homofóbicos de los compañeros y amigos que Ron tenía antes de enfermar.
Así como es más que merecido el Óscar de Matthew, también lo es el de mejor actor de reparto que se lleva Jared Leto. Su personaje muestra el doble drama de ser enfermo terminal y además vivir repudiado por su familia. El rechazo social no es gran problema para Rayon, eso le tiene sin cuidado. La personificación es tan buena que, cuando sale como travesti, se logra ver como una chica muy atractiva y, en la única escena que viste como hombre, se ve realmente falso, incómodo.
La subtrama de crítica al sistema es la menos apasionante, aunque vital en la película. Ahí juega un papel importante la doctora Eve (Jennifer Garner). Es el personaje más metódico y del que se exagera un poco con el discurso ético y moralista. Sin embargo, también logra tener una transformación, porque termina por aceptar y reconocer en Ron las ganas de vivir, por sobre los métodos aprobados.
El club de los desahuciados es una buena historia basada en la realidad, potencializada por un excelente guión y una magistral dirección que se nota en los detalles. Abundan los guiños al público capaz de ver más allá de historia y personajes. La muerte por SIDA se lleva a sus víctimas, pero también deja tras de sí una nube de mariposas amarillas.
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