El ser humano es un animal sexual. La sociedad se encarga de imponer un comportamiento moral; reconocer las buenas costumbres y despreciar las malas. Mantener a la fiera enjaulada no la aniquila, sólo la disimula. El instinto está ahí, es una sombra oculta detrás de cada individuo. No todos tienen el mismo ímpetu sexual, no en todos se manifiesta de la misma forma cuando es genuino. Pero todo mundo pasa por cierto grado de arrogancia juvenil. Algunos son invitados, en algún momento de la vida, a rebelarse contra el amor establecido por el entorno. El poder femenino para satisfacer un deseo propio: Ninfomanía.
Lars von Trier escribe y dirige una película de fuerte temática que es llevada al filo de la navaja y magistralmente equilibrada con detalles y un simbolismo tan delicado como las hojas de los árboles. La historia está planteada en una sociedad nórdica, donde se vive la sexualidad de forma mucho más abierta y madura en comparación con la mexicana, donde el machismo ha distorsionado por completo el concepto de las relaciones sexuales. Aquí, hombres y mujeres viven en mundos diferentes que interactúan bajo paradigmas religiosos y moralistas que coartan y denigran el sano desenvolvimiento de la sexualidad. Al convertir el sexo en pecado, este se vuelve objeto de deseo malsano, intercambio e interés. De ahí, que la propuesta fílmica pueda generar morbo y ser mal interpretada.
Dicho lo anterior, abórdese de lleno Ninfomanía. La historia a contar es la de Joe (Stacy Martin, Charlotte Gainsbourg), una chica que desde pequeñita tiene su sexualidad muy despierta. El primer gran acierto de la cinta es poner al protagonista frente a una especie de mentor, Seligman (Stellan Skarsgård), quien lejos de juzgar a Joe, la escucha y trata de interpretar su historia mediante el uso de metáforas tan cotidianas que muchas veces pasan desapercibidas. Hay que saber buscar a las mejores presas ocultas de la corriente, tanto en un río, como en un tren. La polifonía musical le abre un abanico de posibilidades al autor; al amante.
A Joe algo le ha pasado. Encuentra en Seligman a la persona ideal para desahogarse y reflexionar. La cinta se divide en varios episodios donde se verá el desarrollo, desde niña, de la protagonista. Sus motivos, sus razones, sus deseos, sus amantes. Dado que hay una segunda parte de esta película, el relato se queda trunco. Para conocer el desenlace, será preciso ver el volumen dos. La historia invita a continuarla tan pronto sea posible.
La cinta no es para todo público. Debería de estar prohibida para gente de mente retrógrada, misógina e inmadura. Sin embargo, lo más posible es que sólo se prohibirá a menores de edad. Abundan las escenas sexuales explícitas; situaciones en las que todo mundo piensa y de las que muy poco se habla. Una excelente película para poner a prueba el criterio del público. Hay que verla.
Twitter: @xosemamero
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